Las vidas son para ser vividas. Es obligatorio.
Pero a veces alguna de estas vidas se escapa, muta, huye, se diluye e incluso enferma.
Han pasado muchas cosas en estos meses, hay algo de mí que no da más de sí, que se marchita, que pierde aroma, que difumina el color. Se cierran los espejos, y el corazón me late demasiado deprisa como para escucharlo.
Necesitamos un descanso, DaLicia y yo. Llevo una gran temporada que no arranco en ninguna de mis dimensiones. Nos falta el aire, a mi alma y a mi cuerpo. Es momento de hacer un impás antes de que todo aquello que vive conmigo muera, como ha pasado otras veces.
Esperadme, me encantaría, prometo volver. Volver con todo aquello que soy y con todo aquello que soy capaz de dar.
Me voy a coger aire, color, palabras, ilusiones, calma, salud, olores, sabores y luz.
En un abrir y cerrar de ojos menguaré para volver a crecer y ser todos mis yos. Un beso enorme, y hasta dentro de un par de meses. Los necesito. Más que nunca. Por mí, por yo.