miércoles, 26 de junio de 2013

Aire, aire, aire... por favor.



Las vidas son para ser vividas. Es obligatorio.

Pero a veces alguna de estas vidas se escapa, muta, huye, se diluye e incluso enferma.

Han pasado muchas cosas en estos meses, hay algo de mí que no da más de sí, que se marchita, que pierde aroma, que difumina el color. Se cierran los espejos, y el corazón me late demasiado deprisa como para escucharlo.

Necesitamos un descanso, DaLicia y yo. Llevo una gran temporada que no arranco en ninguna de mis dimensiones. Nos falta el aire, a mi alma y a mi cuerpo. Es momento de hacer un impás antes de que todo aquello que vive conmigo muera, como ha pasado otras veces.

Esperadme, me encantaría, prometo volver. Volver con todo aquello que soy y con todo aquello que soy capaz de dar.

Me voy a coger aire, color, palabras, ilusiones, calma, salud, olores, sabores y luz.

En un abrir y cerrar de ojos menguaré para volver a crecer y ser todos mis yos. Un beso enorme, y hasta dentro de un par de meses. Los necesito. Más que nunca. Por mí, por yo.

lunes, 3 de junio de 2013

El que la sigue, la consigue...

Imagen de Robert ParkeHarrison


En un antojo repentino y obsesivo, quiso ordenar todos sus recuerdos.

Probó a numerarlos.  Se quedó dormido al llegar al ciento treinta y dos mil cuarenta y siete.

Intentó clasificarlos alfabéticamente.  Se atascó en la h, pues casi todos ellos eran mudos.

Trató de agruparlos por colores. Se le rebelaron los blancos y los negros en escalas de grises.

Consideró apilarlos. Ninguno quería estar por encima del otro,  y solidariamente se desparramaron.

Decidió en un alarde de desesperación e ingenio, suicidarse.

Saltó por la ventana, y mientras caía al vacío, una organizadísima película de todos y cada uno los retazos de su vida pasó ante sus ojos.

Dicen, que antes de estamparse contra el  suelo, el vecino del primero B;  que en ese instante se asomaba al balcón;  escuchó al difunto gritar: ¡lo conseguí ¡