viernes, 27 de septiembre de 2013

El suceso

A todo el pueblo se le revolvieron las entrañas con aquel suceso.
A cada uno de ellos se les encogió el corazón por la pequeña.
A ninguno le cupo en la sesera aquella atrocidad.
A más de uno le repateó el hígado tanta maldad.

Hasta que llegó la hora de abrir el mercado, y todo aquella visceralidad resultó perfecta para reponer el expositor del concurrido puesto de casquería.



Imagen de Albert Guasch

sábado, 21 de septiembre de 2013

Feliz (sí) cumple año.

Cada día alguien cumple un sueño, una meta, una promesa, un año.
Hoy, esta pequeña gran madriguera, enciende su primera vela con todo ello cumplido.
El sueño de escribir casi cada día, y de que a veces incluso la lean.
La meta de seguir soñando despierta, de poder cazar los sueños y conseguir que no mueran dándoles forma de posts.
La promesa de volver aunque a veces deba irme, de seguir siendo yo misma, a pesar de todos mis otros yo.
El año de doce meses y trescientos sesenta y  cinco días,  y cincuenta y nueve publicaciones.

Cumplido un sueño, cumplida una meta, cumplida una promesa y cumplido un año... Dalicia sirve el te.
Hay una taza y un pedazo de pastel para cada uno de vosotros. Creceréis o menguaréis al antojo del mordisco y el sorbo dados. No os preocupéis, no duele, Dalicia lleva estirando y encogiendo durante tooooodo el año. Y aquí sigue, brutalmente viva, apasionadamente libre y humildemente feliz.

Se unen a la merienda, El Conejo Blanco (que hoy ha guardado su prisa), El Sombrerero Loco (que ha decidido venir a cabeza descubierta), La reina de corazones ( que hoy lleva su víscera latiente en la mano), La liebre de marzo ( que hoy ha querido ser septiembre) y yo, que estoy igual de loca que todos ellos, pero vivo al otro lado del jardín y a este lado del espejo.

De parte de todos, gracias por llenar la madriguera, por hacerla visible, por dejar que brille, por compartirla, por hacerla vuestra, por darle un sitio, por no olvidarla, por quedaros, por estar de paso, por haber echado un vistazo, por haber sentido curiosidad. Sí, gracias por venir. Y por estar. 

¡ Daos prisa! Que se enfría el te, y se reseca el trozo de pastel. Y no os olvidéis de la vela. Hay una para cada uno también. Soplad conmigo. Queda toooooodo un nuevo año por descubrir , y ya sabéis: algún sueño, alguna meta y alguna promesa, que ya sea aquí dentro o fuera, se cumplirán. 

Chin, chin. 



miércoles, 18 de septiembre de 2013

La historia se me escapó de las manos y se convirtió en cuento moderno.


Érase una vez un hombre que vivía enormemente aburrido...
Ya que no quedaba nada por inventar, optó por reinventarse a sí mismo.
Se vació todito por dentro. Limpió su interior de telarañas con plumeros de ilusión, y una vez barrido y bruñido todo aquel hueco disponible, se dispuso ansioso a rellenarlo.
No supo con qué,  la bayeta y la escoba no habían dejado ni rastro de su imaginación.
Le importó más bien nada, la pasión también había sucumbido a los vapores de lejía y pino.
Quiso llorar y no pudo, las emociones se le habían hecho polvo en el recogedor.
Ni tan siquiera pudo arrepentirse, su  conciencia flotaba negra y pegajosa camino de la fosa séptica del edificio.
Y cuando este cuento discurría hacia un fatal desenlace de final terrible y mucho miedo... hete aquí que apareció un padrino de traje y corbata y contrató a nuestro amigo como guionista de cierto canal de televisión.
Hoy día  come perdices, pero la historia que érase que se era ahora es de muchísimo más terror.

Imagen de Romain Laurent

sábado, 14 de septiembre de 2013

Saber ocupa un lugar

No supo que era más frustrante... el amor que jamás fue o el que nunca podrá ser.
Tampoco sabrá que duele más... morir  en su olvido o vivir obligada a recordar.
Y ya puestos , ya ni sabe ... si saber te hace más fuerte o te hace más presa caminar sin saber. 


Imagen de Jamie Baldridge 

martes, 10 de septiembre de 2013

No se rompe, sólo se dobla


Siempre había tenido problemas con las cosas del querer.
Gestionar aquella parcela latente de 12x9 nunca fue fácil.
Menguaba a destiempo, y crecía por propia voluntad. A veces escapaba de dentro de sí sin billete de vuelta., otras se escondía tan profundamente que parecía que la muerte había venido para arrebatársela.
Por más que pizarra e índice en mano, aleccionara a la despistada víscera, ésta insistía en adentrarse en los charcos más sucios y profundos y en tropezar con las piedras más gordas y puntiagudas del camino.
Ay, cuantos metros de vendas y tiritas comprados, cuantas grapas invertidas, cuantos kilos de pegamento usados, cuantas horas recomponiendo puzzles cardiacos...
Ay, cuantas promesas lanzadas al aire entre suspiros cansados que venían hechas añicos de vuelta entre nuevos suspiros ilusionados.
Ay, cuantos días centrifugando lo incomprensible para intentar lograr lo imposible de hacerlo translúcido.
Ay, cuantas condenas a cadena perpetua del nunca más, del otra vez no, del no pasarán, fugadas al amparo de una cucharilla de café haciendo túneles de olvido vía intravenosa.
Cansada, hizo un amasijo con forma de pelota con los ays que le sobraban, y de un puntapie los lanzó por la ventana.
Se puso el cartel de libre en el pecho, y ella se fue de vacaciones.
Su corazón  llevaba toda la vida haciendo lo que le venía en  gana, sólo que ahora además, le daba permiso.

*Dedicado a Maman Bohéme por regalarme la preciosa frase que me inspiró*

martes, 3 de septiembre de 2013

Este post no era el que tocaba pero yo no elegí escribirlo. Él me vio primero.

Cuando el infierno estalla en esa mierda de paz simulada,  no están a salvo  ni el amor, ni los lazos,  ni la vida.
En una batalla cruel y a muerte , tan ajena como propia, ninguna trinchera es válida, ningún cuartel es seguro; ni siquiera hay opción a estar en  el bando amigo, para ese dedo mordaz siempre serás enemigo.
Sólo queda un sálvese quien pueda pertrechado tras el camuflaje de un silencio e indiferencia obligados.
En esta guerra infinita de la amargura por bandera, la enfermedad como excusa y el sinvivir como lema, está todo perdido desde el principio.
Y tú desnuda en mitad del campo de tiro, con una pistola de hiel tras la nuca, y un tirachinas de cariño entre los dedos.
Eres carne de cañón, amiga.
Una lágrima y estarás en peligro.
Abre tu corazón intentando respirar ... y caerás muerta. 

Imagen de Samad Ghorbanzadeh