domingo, 25 de septiembre de 2016

Cascaría


Ayer encontré una víscera en el cajón de los zapatos. Sin anudar. Los cordones los llevaba yo en el cuello. Me los puse. Ahora tengo un mocasín en el pecho y una bailarina en la pelvis. Camino de puntas sobre el corazón y el hígado. A mi espalda un reguero de sangre. Como cada vez que me muero cuando me matas. 



miércoles, 29 de junio de 2016

Lúcida.


Recuerdo aquella luz al principio del túnel. Como si fuese hoy. Miro esta luz al final del túnel. Como si fuese ayer.
Ahora cierro los ojos. Esa luz comienza a verme, comienza a recordarme. Como si fuese nunca. 



jueves, 23 de junio de 2016

Orugas azules.

Pequeña. Pequeña. Pequeña. Soy pequeña. Me digo. Eres pequeña me dicen. Pequeña. Me dijo. No supo que era enorme en mi inmensa pequeñez. Como si medir poco fuese un dato. Como si la bajura diese bula a la facilidad de enamorarse de mis pies. Tan pequeños. Tan ricos. Tan monos. Chiquitos ellos. Chiquita yo. Tan chiquita que cabría en un abrazo sincero. Ahí, apretada entre los codos de alguien dispuesto a querer sin querer. Pequeña. Así, como de mentira. Cuando nada había encerrado una verdad tan grande que da miedo pronunciarla. Pequeña y verdad. Verdad y pequeña. Algo insoportable para la oscuridad. Podría tapar siete soles con un dedo. Con esta pequeña yema coronada por una uña todavía menor. Siete soles en la punta del dedo. Nunca dios fue tan pequeña. Dios con ganas de llorar. Pero se aguanta. Crear un mundo en siete segundos es fácil, pero también difícil. Hornadas de mundos recién hechos cada mañana al anochecer. No quepo en ninguno. Ninguno me cabe. Estallan. Mira, galaxias. Estrellas. Yo también me estrello. Mira, otra vez. Pum. Soy la galaxia. El agujero negro sin otro lado del espejo. Soy las estrellas. Y los meteoritos. Soy todos los mundos. Rescato luces a punto de apagarse. Mira como floto. Mira como estallo. Mira como me desintegro. Mira a dios jugando a ser niña. Mira como no lloro. Ya no lloro más. Me como tus sonrisas para merendar. A la hora del te. A la hora del tú. A ninguna hora. Se ha roto el reloj. Su manecilla. Una mano pequeña. Pequeña. Mínima. Que gran caricia. Se me para el corazón. Las piedras grandes no saben andar. Benditos pies pequeños. Mañana crearé el infierno. 


jueves, 9 de junio de 2016

Una despedida cualquiera.

Conjugar el fallo propio con el ajeno se sale fuera de cualquier verbo existente. Yo duelo. Y te vistes de negro. Negro perenne. Como el invierno en pleno verano. Este de los pies calientes y el corazón helado. Marchito. Negro. Negro perenne. Suicidio del color en una tarde donde no sucede ni seduce nada. Hostia a mano abierta sin cura, ni redención. Me rindo. Me rendí hace tiempo. Nunca lo supe. No llegaré a saberlo. Todo el mundo miente. Cuanto menos dicen que  mienten, menos verdades encuentras. Menos es más. Más mentiras en una pequeña verdad. Aquel que no vale nada, resulta que interesa. Ya no te creo. Llevo las espaldas cubiertas de un año de daño, con rima de dolor, con vértebras sustentadas en doce meses de mentiras. Mentiras. Hacen un daño estupendo. Duelen de maravilla. Huelen a engaño de muerte en un corazón de cristal. Sin difusor. Mal perfume. Fragancia del miedo. Esencia de la soledad. Mejor solo que mal acompañado. El amor es mentira. Lo inventó un minuto insoportable sin nadie alrededor.  Y las ganas de un abrazo con beso. Luego se pasa. Uno puede morirse solo perfectamente. Quedan pocos buenos. Como él. No como el otro, el que me tatuo: El dolor es para siempre, las mentiras también. Él, el otro, el bueno, el chico que me gusta. Al que yo no le gustaré jamás. No me tocará.  Sólo le gusto a los malos. Más mentiras. Más daño. Intereses. Qué lejos queda todo. Todo está demasiado lejos. Incluso yo . Hace tiempo que no me llamo. Y no comunico. Es extraño. Tengo tarifa plana. Y el alma. Y el corazón. Los amigos son mentira. Se inventan con las risas. Desaparecen con las lágrimas. Ayer enterramos a mi última pestaña. La incineramos con la poca confianza que me quedaba. Atea de todos. Agnóstica de mí. Suena un martillo pilón al otro lado de la acera. Son obras. Parece ser que el mundo se rompe. No pienso bajar a la farmacia a por tiritas. 




viernes, 20 de mayo de 2016

¿ Pena de Muerte ?


Muerte al pensamiento disperso, al sentimiento inacabado. Muerte a los presentes que lloran, a los pasados que roban. Muerte a los latidos inversos, a los dolores diversos. Muerte de morir poquito, como de morirte sin ganas. Muerte por fascículos, en cómodas entregas, a precios simbólicos. Muerte prestada. Muerte anunciada. Muerte pasada por agua. Agua morida" no mueve molino. Llegan tiempos amables de resurrección.

miércoles, 18 de mayo de 2016

Campanilla


Me dijo Campanilla. Y después se rió en mi cara, con besos.
Será porque soy pequeña y sé volar. Será porque hago magia y me quedan bien las alas. Será porque brillo en la oscuridad y no hay jaula que me retenga. 
Cuentan los cuentos, que las hadas son los añicos en que se parte la primera risa de un recién nacido. Yo no lo sé. Sé pocas cosas. Las cosas tampoco saben de mí. Él sí, y me dijo Campanilla. Con besos, en ese lugar donde siempre me besa, ahora, mañana y nunca jamás. 


martes, 17 de mayo de 2016

Acariciar.


Me regalaste una caricia en las comisuras del pecho izquierdo. El que más te gusta, allí donde cae  el seno y la piel se hace cosquillas cuando te oye respirar. Me regalaste una caricia donde vive un lunar pequeño, donde no llegan los besos. Me regalaste una caricia mientras me recogía el pelo. Y yo, la perdí. No la encuentro. Y me hace falta.  Ahora tengo un lunar vacío, una teta llena, la melena suelta, las ganas revueltas, el hambre dispersa. Pero no tengo caricias. A pesar de dos manos, de dos manos que pesan, que pasan al vuelo sobre la piel inquieta. No es lo mismo. Nunca lo es. Si encuentro tu caricia, te la devuelvo. Así, con el pelo revuelto, y la vida sin peinar. Haciendo trenzas con mis dedos, te regreso las caricias que mentiste, mientras vuelvo a aprenderme a acariciar. 



domingo, 15 de mayo de 2016

Desnudando

Escribo desnuda. Me desvisto y guardo el pudor en un cajón. De la cómoda. Yo también. Sólo me pongo dos cosas. Naturalidad y pasión. La primera no me ha abandonado nunca. La segunda intenta resucitar como puede. Nunca me morí del todo, así que todavía hay posibilidades. Más que nunca. 
He tirado la técnica por la ventana. Es una lástima, parte de mi ortografía se ha ido con ella. Pero no me arrepiento. Sigo escribiendo de manera automática, por despecho, sin plan, ni ruta, ni una idea clara que me dicte como seguir. Espontánea. Inconsciente. Ingenua. Atrevida. Da lo mismo. Este medio anonimato es perfecto. Sin juicios. Sin valoraciones. Sin filtros. Del cerebro a a los dedos. Del corazón al cerebro. Del corazón a los dedos. Como el sexo. Puro impulso apasionado. 
Siendo mujer es complicado. Se tiende a confundir fresquez" con frescura. Explícito con demanda. Valentía con oferta. 
Sensualidad. Sexualidad. Palabras. Imágenes. Follar. Hacer el amor. Escribir. Placer. A éso se reduce todo. Al placer. Un buen vino. Una novela estupenda. Un risotto de erizos. Un cuadro de Jean Brueghel. Un polvo fantástico. El amor reside en la entrepierna. Ese calambre cálido e intenso, define algo que vale la pena. Que llama a la gula. A las ganas de más. Ese pequeño punto, es el erotismo. Todo lo que vaya más allá es pornografía. No tengo nada en contra. A veces es grato consumirla, pero no es mi estilo. Aún así, es difícil. Ser mujer y decir polla, follar, muslos, penetrar. Quieres provocar. Conformar una búsqueda. Encontrar. Mentira. 
Todo ésto para decir que echo de menos escribir con erotismo, atacar el teclado con furia y humedad, porque algunos me conocen, y el sexo da mucho reparo, siempre hay quien confunde escribir en primera persona con el "escritor". 

Y éso que escribo desnuda. Ahora que ya lo sabéis, quizá consiga nadar y guardar la ropa. En el cajón. El cajón de la cómoda. Ésa que navega por el margen del río. Abandonada a su suerte. Porque, una vez sumergidos en las letras, ¿ quien necesita vestirse? 

  

viernes, 13 de mayo de 2016

Ludopatía vital.

Bastante tensa está la cosa de cada uno como para aguantar. Uno es flexible hasta donde el músculo pincha en hueso, nos hemos partido demasiadas veces. Sin querer. Sin querer queriendo, por supuesto. Tomar las riendas tiene un precio. El peaje del camino que no se rentabiliza hasta que llegas a casa. Cualquiera que sea, si la  hubiese. Puede que el trayecto sea construir ese hogar que te quema en la ausencia del pecho izquierdo. Una vez dulce, el dulce hogar, aquellas monedas perdidas se nos antojan limosna. Mientras, siguen doliendo los cheques en blanco. Nadie apostaría por uno mismo. De momento. Pérdidas para lograr ganancias. Colección de vacíos mientras hilvanas el forro de tu propio saco. 

Ya no leo blogs. Siento no sentirlo. Escribo uno porque tengo ganas de escribir. No de leer. Escribo uno porque tengo ganas de compartir. No de comentar. Pierdes. Tú. Pierden. Ellos. El interés. Pocos son fieles. Pocos son verdad. Se trata de nutrir. De retroalimentar. De quid pro quo. De yo vengo si tú vienes. Esfuerzo. Que cansa. Que mata. Mata escribir. Mata las ganas. Asesinos. Nos morimos los unos a los otros por ego. Y tú más. 

Ya no me comenta. Pero me lee. Lo siento. Bastante tiene con lo suyo como para haber abierto una puerta que jamás abre, y que se le cuele la ingratitud. Entiende. Comprende. Pero está harto. O no. Ya le llega lo real, y total. Ésto es virtual. Amigos pocos. Contados con una mano. Como debe ser. La confianza da asco, y entró la peste por el hambre. Y yo menos. 

Ya no hay apenas "me gusta". Siento sentirlo. Murió la pasión aquel día que decidí mal. Reí durante algún tiempo, me aferré a una vida de mentira. Se aburrieron. Demasiado sube y baja. Demasiado baja y sube. Si la vida no tiene paciencia, cuanto menos personas con sus propios viajes impacientes. Ni más, ni menos. 

Aritmética emocional para un día que lloran chuzos de punta. Aniversario del todo y de la nada. Cansancio de un duelo infinito que ya molesta de puro amor propio. Soledad de una vida anunciada. Si son cien años me muero. Sin crónicas. Fulminante. A veces necesito amor. A veces necesito sexo. A veces necesito gafas. Mirar con ojos de niña nueva de pupilas por estrenar. Y ver, al fin. Todo aquello que merece ser visto. Echarme a perder. Echarme a ganar. Hecharme, sin que me importe ganar, ni perder. 


martes, 10 de mayo de 2016

Política


Hablo poco de política. Ahora. Antes escribía más. No aquí. Allí sí. Es complejo hablar de política. Hay que tener datos además de ideas. Hay que tener ideas basadas en datos además de sentimientos. No basta con la pasión.
Yo no sabía nada de nada. Ahora tampoco sé mucho. A veces me esfuerzo, pero sigue habiendo materias que se me resisten. Leo y me aturullo. Necesito un apoyo oral explicativo. Me considero inteligente. No un genio. No una superdotada. Nada fuera de lo común. Tengo más sensibilidad que inteligencia. Una vez me dijeron poeta. No lo creo. Cada vez prescindo más de etiquetas. Pero para hablar de política son más que necesarias. Y yo me pierdo. 
Estos días leo un libro sobre la guerra de Stalingrado. Me atrae la temática nazi. Se apodera de mí una sensación tan doble como cierta: el horror y la fascinación. Lloro, me sublevo, me indigno, me sobrecojo, me duelo, me sangro, y debo seguir leyendo. Quizá es morbo. Quizá es que una no puede creer del todo que sucedieran tales atrocidades, a pesar de ser consciente de que pasaron. Pasan. Y volverán a pasar. Leo sobre pasados, y al mismo tiempo me informo sobre presentes, averiguo posibles futuros. El ser humano. Tiene poco de ser y de humano, y sin embargo vive en la creencia de su supremacía sobre las especies. Dentro de nosotros habitan subespecies, más débiles o menos interesantes para los objetivos de las épocas reinantes. Hay la misma compasión con ellos que la que se depara a los bichos molestos. No hace falta ser fascista, totalitarista, o cualquier otro ista, de ésos que se me resisten en la memoria. Divago. Perdonad. Es dificil. Pero necesario.
A través del libro descubro mentes que debían ser privilegiadas. Hace casi un siglo, personas con formaciones básicas, leían a Tolstoi, Dostoyevski, y los entendían. Mencionaban al Troskismo, al Leninismo, al Stalinismo como quien habla del vecino de enfrente. Me pierdo entre ésos renglones. Como me pierdo tantas veces en discusiones políticas. Datos. Nombres. Fechas. Sé muy poco de todo éso. Movimientos. Partidos. Historia. Apenas abarco una docena de conceptos. Aún así, tengo ideas. Ideales no creo. No me afilio, no me caso. Entiendo lo justo. Pero no me desentiendo.
Si no sabes de ajedrez, carece de importancia. Con no jugar, ni acercarse a quien esté jugando una partida, es suficiente. Igual que a las cartas, el parchís, la alta cocina o la manicura. Con la política no. Vivimos inmersos en ella. Es la que nos dicta como vivir. Uno no puede retrotraerse. O puede. Pero ella no lo hace de ti. 
Va a sonar pueril. No importa. Tengo ideas. Propias. Aunque de alguna parte vendrán. Nada es espontáneo, ya hoy en día. Pocas cosas. Voto. Gusto de votar. Aprovecho mis derechos que todavía no han sido cercenados. Quedan pocos. Debo ser una romántica. Voto a aquello que creo que es más justo. No sólo para mí. Para todos. Me siento de izquierdas. Sin saber a cuanta distancia estoy. Creo en nada. Creo en todo. En este país es casi imposible creer. Volvemos a vivir una época de miedos. A quien se le tiene terror no se le tiene compasión, y una vez inculcado el miedo, ya está sembrado el cultivo del odio. Ahí muere el ser. El humano. Idomeni está lejos. Niños invisibles. Sospechosos. Que los aloje otro. Aquí vendrían a robar. Posibles yihadistas. Mejor no informarse. Quedémonos con verdades a medias. Si hay una posibilidad, mejor odio que generosidad. Somos implacables. Terminaremos comiéndonos los unos a los otros.
Sé que estoy hablando un poco de todo y un mucho de nada. Así piensa la cabeza de alguien que sabe poco algo pero tiene  muchas ganas. Alguien que ya no cree en los medios informativos, ni en sus vecinos, ni en los de arriba, ni en los de abajo, que le cuesta incluso creer en ella misma. Pero con, o sin datos, es consciente de que algo debe cambiar, porque así vamos muy mal. Demasiado mal. 
He llegado a cogerle una inquina poderosa al psoe, más incluso que al pp. Me parecen incluso más indignos. Los segundos no se esconden. Socialistas. Obreros. Ja! Derogarán la propia reforma laboral que ayudaron a instaurar. Muñecos. No queda nada de donde partieron. Intereses. Sé poco de política. Sin embargo pienso que formar parte de ella, de ejercerla, debería ser un fin, no un medio. Puertas giratorias.
Y todo ésto no es más que un desahogo. Una retahíla de palabras sobre lo poco que sé, y lo mucho que siento. Yo que he tenido que hacer voto útil en este juego de Dhont que nos han colado. Yo que he tenido que creer el estado de bienestar es consumir y no vivir. Yo que no veo apenas diferencia entre la dictadura fascista y la dictablanda democrática. Yo que padezco un rey elegido por la mano de Franco. Entiendo poco, pero sufro mucho.  Decidí salir a las calles en su momento. Tres años después decidí no volver a salir. Hoy confluyen algunos de los que salían delante de mí. Me parece algo bueno. Hay quien se resiente porque su voto se pierde. Creo que gana. Las cosas están torcidas. No van a arreglarse nunca, pero creo en un mundo un poco más derecho. Con más derechos. Sigo siendo una romántica. Apasionada y descreída. Que no entiende de política. Se explica medio mal. Y a veces no se entiende ni a sí misma. Vivimos tiempos horribles, temibles. Considero que estamos en un punto de inflexión tremendamente importante. El TTIP me acojona. La globalización más. Y todo aquello que no entiendo, pero vislumbro, me tiene el vilo de un pánico vital. Menos mal que no tengo hijos por quienes sufrir. 
Supongo que todo se reduce a ésto. Ser honesto en la vida. Lo intento todos los días. Por éso no entiendo de política. 



lunes, 9 de mayo de 2016

Cuenta agotas

Lunes y llueve. Los lunes llueven distinto. Son más grises, también pesan más. Fosa común de los domingos perdidos que también llovieron. Mojado el principio de un fin se asemeja al fin de un principio. Así se derrumban las semanas antes de empezarlas. Con los pelos revueltos y el elástico del pijama colgando. Haces pis, bebes, te duchas, vuelves a hacer pis. Agua por todas partes. Todo es agua. Todo es lluvia. Escribo con la manta del sofá sobre mis hombros. Vuelve a hacer frío para las mangas cortas. Vuelve a hacer pereza para ir a por las mangas largas. Llueven sonidos punzantes. En la ventana, sobre el teclado. Se confunden. Se hacen el amor. Ahora llueve en la pantalla. Eyaculan. Gritan. Caen. Revueltas. Absurdas. Secas. Aquí no ha llovido nunca, ahora que vuelve a llover.



jueves, 5 de mayo de 2016

Cállame tonto


Ese silencio previo a un beso desordenado. Labios callados tomando contacto. Emoción de la expectativa. Ansiedad apasionada. Nervios desorientados en la punta de latido intenso. E inmenso. Silencio en la punta de las lenguas. Electricidad húmeda. Calambre en el mismísimo centro del ombligo. Hambre. Devorar. Como si llevases siglos muerto de inanición. Apagar la sed con la saliva del otro. Fruta. Fresca. Llena de comisuras imposibles. Dulces. Saladas. Sensuales. Sexo en un beso. Sin más sonido que un cielo mojado abriéndose paso en los infiernos de un paladar desorbitado. Si es un buen beso. No pensarás en nada. Sólo tendrás tiempo a pedir más pedazos de piel. U otro beso mañana. Mañana. Por la mañana. Será viernes. Hace calor. Dejo la barrita de cacao en la mesilla. Huele a vainilla. Sabe a vainilla. Parece vainilla. No es un beso.

 

martes, 3 de mayo de 2016

Si morirse.

Si morirse fuera sólo un rato y la vida siguiese su curso después como si hoy, si ayer,si yo,  si tú, si él, no hubiese pasado nada. Ahora sería el día perfecto.


viernes, 29 de abril de 2016

Malos sueños para la lírica.

Traidora la noche. Traidor el subconsciente. Traicioneros los sueños. Dormir no es fácil a veces. Descansar, menos. Ya he guardado en el cajón los pijamas largos. Subo a la cama con mis piratas de algodón fucsia, agarro las sábanas de rayas azules, naranjas, verdes, marrones y fresa, tiro, luego hago lo mismo con el peso del nórdico y su colcha clara y me dejo caer sobre la almohada. Es viscolástica. Las cervicales. Me giro un poco. Me arropo un tanto más. Adopto posición fetal hacia la derecha, mirando a las cortinas turquesa de la ventana, apago la luz, me retiro el pelo de la cara, y cierro los ojos. Tengo unas pestañas cortas pero suaves. Tengo unas manos pequeñas pero finas. Y la diestra corre bajo la almohada. Huele a jabón de marsella. A limpio. A suavizante fresco. Silencio. Pienso, Pienso en que quiero soñar. Con quien. En dónde. Cómo. Sólo una de ellas. O en todas a la vez. Hay mar. O puede que un río. Agua, seguro. Es primavera veraniega. Verano primaveral. Una brisa leve. Un sol de casi mediodía. Barcas. Redes. Huele a xoubas. A parrochitas. A sardinas. Alguien ha encendido una pequeña fogata. Se riza el mar, se me eriza el vello. Se me enreda mi media melena, y la falda. Descalza se pisa mejor el suelo. Espero a alguien. O algo. Me espero a mí. Calma. Mucha calma. Prima el paisaje. También yo. Alguien me abraza la cintura. Un él o una ella. Siento calor en la espalda, en la nuca, en el estómago. Todo va bien. Llega a mi nariz el olor del pan, Debe ser mi casa. Seguro que vivo cerca. De la arena, del bosque, de la salitre, de la hierba. A lo  mejor tengo perro, uno pequeño, quizá ya les haya perdido del todo el miedo. Hay una hamaca. Y un columpio. Una habitación doble completamente blanca. Es blanca la casa por fuera, y hay cocina de leña, horno de hierro, una mesa enorme donde hacer ensaladas, y dejarse hacer el amor. Dura y resistente. Con bancos alrededor, y unas escaleras hacia arriba, que llevan a un patio lleno de macetas, con plantas aromáticas, y ropa clara tendida al sol. Pienso. Intento soñar. Me vence el sueño. Maldito. Traes lo que no quiero. Lo que intento. Lo que debo. Lo que creo que ya pude, olvidar. Vueltas. Vueltas. Y más vueltas. Me rebelo contra el sueño. Me rebelo. Lo paso mal. Ha vuelto. Quiere volver conmigo. Vuelve a hacerme daño. Me coge de las muñecas, no quiere soltarme. Me obliga a agacharme. Intenta que abra la boca. No quiero. Pataleo. Consigo zafarme. Me agarra. Me empotra contra la cama. Me sujeta. Se ríe. Le siguen faltando tres muelas. Duele. Duele mucho. Ya no sé si más abajo, o más arriba. Pero duele muy adentro. Soy la única que te ha querido de verdad. Y rompo a llorar. Vuelve a decirme que nunca me quiso. Que me sigue usando. Que le busque cuando despierte. Me enseña una foto. Mira que feliz soy. Tú no. Tú no. Tú no. Despierto llorando. Ruedan las lágrimas. Rueda el sueño. Rueda la angustia. Es de día. Me despiertan las obras del solar de al lado. Nunca un motor de una grúa fue tan música. Y es viernes. Por fin. Por principio. Salto de la cama y me dispongo a vivir. A seguir. Con una migaja de angustia metida en el cuerpo. Me duele el pecho. Me lloran los ojos. Me lavo la cara. Está fresca el agua. Vete de mí, vete de aquí. Debo seguir confiando. En mí. Sólo es una mañana torcida. Un mal sueño. Un recuerdo. Un poco de él que todavía sigue conmigo. Invoco al olvido. A los dioses en los que no creo. A mi alma de colores.  A la luz de mi sonrisa. A las letras. Hay quien toma pastillas para soñar. Mi droga es escribir lo que siento. 
Vivo, escribo, luego aprendo. 

miércoles, 27 de abril de 2016

Escribidora


Escribir a la vida. Hablarle. Escuchar. Extender el índice. Tapar el sol. Con un dedo. Tocar. Pedir un deseo al aire. Soplar. Besar. Abrazarte con fuerza. Cerrar los ojos. Mirar. Caminar. Un pie delante del otro. Bailar. Música sin música. Música en el aire. Beber. Agua. El mejor sabor del mundo. Un mundo fresco. Fresca tú. Fresca yo. Fresca la vida. Frescas las palabras. Frescos los punto y seguido. Frescas mis  manos. Mientras escribo. Música con música. Sonrisa. Risa. Carcajada. Me río. Ríe la vida. Ríe el día mientras se acaba. Ríe la noche mientras comienza. Pájaros. En el alfeizar. Cantan. Hablan de mí. De ti. No dicen nada. Escribo. Sonrío. Me guiño un ojo. Me beso un beso. Escribo nada.  Hoy no puedo escribirlo todo. 



lunes, 25 de abril de 2016

Me he recogido el pelo por ti.

Caricia. Caricia. Caricia. Beso. Beso. Beso. Manos. Follar. Sábana. Alfombra. Suelo. Rueda. Gira. Gime. Respira. Aspira. Suspira. Lengua. Cuello. Nuca. Hombro. Pecho. Pezón. Piel. Ombligo. Pubis. Sombra. Labios. Clítoris. Humedad. Dentro. Muy dentro. Más dentro. Fuera.  Fuera hace sol. Fuera llueve. Fuera calma. Tormenta interior. Revueltos. Comparte. Mi piel. Por tu piel. Tu sexo. En mi boca. Suave. Dulce. Salado. Denso. Espeso. Otro beso. Segundo. Minuto. Risas. Guiño. Dedo. Caricia. Caricia. No hay tiempo para besos. No hay espacio para manos. Follar. Sin tiempo. Sin espacio. Despacio. Deprisa. Sin prisa. Contigo. Sin amor. Conmigo. Si algún día te quiero. Si algún día me quieres. Será por detrás. Y a traición.


viernes, 22 de abril de 2016

PenSer

Piensa el pensamiento sin llegar a ninguna conclusión. Piensa pensando. Piensa pensativo. Piensa sin pensar. Piensa repensado. Cansado. Demasiado pienso. Mucho penar. Soy un corazón. Vacío de sí mismo. Lleno de la vida. De la tuya. De la mía. De la que está por venir. De la que sueño. De la que creo. De la que dejo atrás. De la que huyo. De la que anhelo. De la nuestra. De la de yo. Soy un corazón gigante. Una esponja llena de sangre. Que late. Que sufre. Que llora. Que ríe. Que intenta. Soy un corazón que no sabe. Soy un corazón que ama. Que quiere amar. Soy tu corazón en el cuerpo de otra. Soy un latido extraño que se abre sin meditar. Corazón puro. Chocolate amargo. Piel dulce. Beso suave. Beso apasionado. Beso en que se va la vida. Beso que la recoge. Palpito. Fuerte. Es el pecho. Es el cerebro. Es la entrepierna. Sangre todo. Vida. Más vida. Mucha vida. Exploto. Me recojo. Vuelvo a explotar. Pasión. Pura.  Dura. Bajita. Enorme. Me pinto. Me escribo. Me hago el amor. Te. Te. Te. En tazones soperos. Rebosan. De me con te. Sin pastas. Natural. Cosquillas. En la tripa. En la planta del pie. Me río. Carcajadas. Cascabel. Brillo. Luz. Ilumino tu noche. Ilumino mis días. Vuelo. Uñas con alas. Araño. Tu espalda. Mi vida. Nado un rato. Agua. Como te amo. Soy parte de ti. Soy más agua que sangre. Cóctel. Bebe. Aquí. Ahora. Ríe. Conmigo. Libera la risa. Abre tu mundo. Comparte. Tengo un secreto. Ya lo sabes. Tú también serás feliz. 


jueves, 21 de abril de 2016

Es complicado.

Que te guste un hombre, Que le gustes. Que os gustéis. Que os gustéis tanto que incluso podría ser posible. Que viva cerca. Que te comprenda. Que le comprendas. Que quiera sexo contigo. Que quieras sexo con él. Que te haga reír. Que le hagas reír. Que te mire por dentro y que no huya. Que veas su interior y que no corras. Que se desvirtualice. Que te tiemblen las piernas. Que tu timidez no la cague. Que tu miedo no la cague más. Que te haga vibrar. Que sepa besarte. Que te bese la nuca. Que sepa esperarte. Que te bese las ingles. Que sepa vivirte. Que penetre en tu mundo. ¡ Qué maravilla! Es tan fácil. Lo parece. Deberías quedarte un rato. Yo te abro. Pasa. Estás en tu casa. No tiene muebles. Podemos hacerlo en el suelo. Tengo frío. Es el pasado. Lo sé. Tranquila. Soy el presente. ¿ Y mañana? No pienses. No puedo. Chist. ... (Besos).  ¿ Ves, soy sencillo?. ¿ Me lo prometes? . Sí. 


martes, 19 de abril de 2016

Sábanas negras.

Noches sin dormir. Duermen solas, sin mí. Yo me tumbo en cama y veo las pesadillas pasar. Una, dos, tres, cuatro, cinco. Como ovejas. Ovejas sin lana pero con alambre de espino. Pinchan, Pican. Das una cabezada. Te remueves en la cama. Vueltas. Más vueltas. Tiras de la sábana. Enredas. Eres la sábana. Ayer parí. No tenía forma. Lloraba, Intentaba darle el pecho. No tenía tetas. Vino un sueño diferente. Algo espeso, Denso oscuro. Se me olvidó el recién nacido. Un duermevela después, más llanto. Fui a mirar. Era un pez bajo una gasa. Otra gasa, bajo ésta una víscera. No supe identificar cual había traído al mundo. Se me cayó el sostén. Vacío de pechos y hombros. Aparece un biberón de juguete. El pez chupa. La víscera también. Tengo miedo. Me miran con ojos brillantes. A lo mejor se  mueren. A lo mejor me matan. A lo mejor dejo de soñar. A lo  mejor duermo. No lo sé. Se fueron. La noche trajo otra pesadilla. Aprieto los dientes. Tenso la columna. Me despierto a medias. No duermo ni estoy despierta. Hora tras hora. Noche tras noche. Cada día tengo más miedo de meterme en cama. Miedo a los sueños. Miedo al insomnio. Miedo a la noche. Cierro los ojos. Cruzo los dedos. Espero tener suerte. Obligo a la mente a pensar cosas bonitas. No sé cuales. Últimamente no sucede ninguna. Las invento. Hago el amor en la playa. Beso unos brazos que me quieren. Tomo una cerveza escuchando una risa amiga. Vuelvo a casa. Tengo un hogar. Acaricio algo muy suave. Pasan minutos. Pasan horas. Dan las tres de la mañana. Caigo rendida. Pesadillas. Pesadillas que se muerden la cola. Y yo sin un rabo que llevarme a la boca. 


domingo, 17 de abril de 2016

Abril es mentira.

Tener. De tener. Detener. El tiempo, la vida, los recuerdos, la cabeza, las manos. Esperar. Querer, Comenzar. A tener. Sin temer.

Tuve. He tenido varios novios. No es nada especial. Tuve uno, el primero que llamé amor, el primero que entró en mí. Creí que era especial. Me enamoré hasta la médula. O éso creía. Era un querer paralítico. Pruebas de amor. Tatúate con un imperdible mi nombre en tu brazo. Hazlo. A ver cuanto tiempo eres capaz de llorar por mí en este portal mientras nos miran todos. Llora. Tienes que hacer todo lo que yo te diga para saber si me quieres. ¿ Me quieres? . Sí. Ahora puedes ser mi novia. Entonces me hizo el amor por primera vez, La primera vez de todas mis primeras veces. Yo le llamé amor. Creí que moriría si me dejaba. Morí un poco cuando me dejó. Incluso intenté morir. Lo intenté poco. Sólo quería que él viese que podía seguir superando pruebas de amor. ¿ Quieres meterte en mi cama? Sí. Ahora puedes ser mi amante. Y aquello era mejor que nada. Sobre todo porque el amor que me habían inculcado en casa era para un sólo hombre. Un año de camas, suelos, escaleras, coches, y cualquier lugar donde él pudiese entrar y yo rodearle con mis piernas para que no pudiese salir. Un día salí yo del coche, y no quise volver a entrar. Viví durante un tiempo. Fui muy feliz. Tuve otro novio, no sé que número. El primero al que llamé hogar. Nos rodearon pronto cuatro paredes, las bautizamos casa. Jaula. De oro. Nunca vivas con los padres de nadie. Padres que vejan a madres. Hijos que vejan a novias. Me das asco. Por qué. Porque sí. Y llorar no sirve de nada. Aguantar menos. Escapas el día que puedes escapar. Y vuelves a vivir. A ser feliz. Algún tiempo. Mucho. Tuve un último novio. Dice que no ha sido jamás mi novio. Soy una chica que pasaba por allí. Ya no te quiero. Ya no te hablo, Desaparece de mi vida. No te he querido jamás. Todo este año te he mentido. Te he usado. Te he tirado. Nadie habla de éso en  los cuentos. Nadie habla de éso en la vida. La vida te muestra. La vida la paga contigo. Tú la pagas con la vida. Es vicioso. Como el sexo. El sexo marca y no te olvida. Hace camino. Se olvida de ti. Hasta que lo recuerdas. Y le llamas. Pero no viene. 

Tengo. Miedo. De tener. De no tenerme. De no poder tenerte. De no encontrarte. De no saber que hacer cuando te encuentro. De vivir sin vivir. De saber. De querer cambiar. De estar cambiando. De que no es suficiente. Nunca lo es. Nunca es lo suficientemente deprisa. La vida corre más. El otro corre más. Y escapa. Tiene miedo. Los demás también tienen sus guerras. Sus heridas. Sus vidas. Han tenido novios. Novias. Nadie en especial. Y todo en especial. Llegan a ti. Abren. Se encuentran tu miedo. Y corren con el suyo donde no les puedas alcanzar. Es vicioso. Como el sexo. Es triste. Como el amor. Ya nadie encuentra a nadie. Los miedos se tocan. Crecen. Follan. Paren rencor. Lloro. Que mal lo hago. Que mal lo hacemos. Corazas. Ilusiones rotas. Ateos de amores y sin embargo fieles creyentes de la locura del amor. Vivir es la facilidad más difícil del mundo. ¡Cuanto te quiero, sin haberte llegado a querer! Ven. Nunca vino. Nunca llegué. Fin. 

miércoles, 13 de abril de 2016

Sin toc, ni toc.

Somos puertas. Vivir es abrir y cerrar. Hay cerrojos que son inevitables, a veces duelen, y ahí te quedas, mirando por el agujero como si el ojo fuese la llave, y este corazón entreabierto, la clave. 


martes, 12 de abril de 2016

Del verbo poder.

Eras una oportunidad perdida desde antes de conocerte. Eres ese tiempo perdido desde mucho después de no verte. Soy de las que piensa que el futuro no se conjuga, se crea, tengo suerte. 


jueves, 7 de abril de 2016

martes, 29 de marzo de 2016

Conjugado en Ir

Vivir es una locura transitoria. Sobrevivir, querer atrapar una cordura inexistente que nos imponen. También está la muerte, una enfermedad de la vida de la que sólo escapa quien sabe reinventarse.



lunes, 28 de marzo de 2016

Tetas


Son artículo de lujo las tetas, hoy día. 


A cuarto y mitad de denuncia el gramo. El pezón vale más y cuesta el doble. Cuesta aproximadamente quedarte sin la cuenta en el mercao. Sí, ése donde sólo hay ganao. Bovino, mayormente. Con lo bonitos que son los pechos. Con lo preciosas que son mis tetas. Cualquier día las subo y rompo la baraja a órdagos llenos de senos más llenos, aún. A esta edad, turgentes, suaves y firmes como los de una veinteañera con curvas. ¿ Quien da más? 

O menos. Son carne, en una red de pescar, cebos unos de otros, cebados de ego, tocándose el miembro de forma satisfactoria con el pulgar inhiesto, hasta que llegan ellos, ellas, los pechos, las tetas. Alguien se derrumba y entierra la cabeza. Clama a dios, al cielo a los santos, y se venga. ¡ Venga! Te quita la red, la caña y algún que otro aparejo. Si algún día muestro un coño veo mis tetas colgadas del anzuelo. Sádicos de bar, de sofá, de opinión de pantalla. Mano en polla, otra mano en ratón. Poder. Ebrios. Anónimos. Clik. Orgasmo. Y te quedas sin perfil. 


Porque vas de frente. Vas de tetas. Al aire, duras, cachondas y prietas. Algo que una mente flácida es incapaz de soportar. 


domingo, 27 de marzo de 2016

Nada

Hoy no había nada que escribir, así que éso escribí, nada. Nada de nada. Excepto un puñado de letras para rellenar parte de una página. Es bonito tener un cuaderno experimental, unas tapas duras y virtuales llenas de nada. Una nada muy grande y sólo mía, para poder hacer con ella lo que me de la gana. Todo. E incluso nada.


sábado, 26 de marzo de 2016

Meridiano

No hay horas de más ni horas de menos. El tiempo se pierde por sí solo, sólo si no sabemos perder el tiempo


martes, 22 de marzo de 2016

Niños


Ayer reflexionaba sobre el bulling. Niños inflingiendo maltrato físico y verbal a otros niños. Menores.
Siempre se transmite la pena de la víctima, la superación del adolescente que ha logrado vivir y ser feliz a pesar de haber sido vejado, la desgracia de esa familia que se quedó con el recuerdo de un niño eterno y una carta de besos para siempre. Y el silencio. De casi todos. Colegios, maestros, compañeros, padres de acosadores, cómplices. Pasan lo años. ¿ Y?
Un niño enternece, implica, desgarra. Nos hacemos preguntas. Incluso hay lugar para la indignación. Más silencio. Ante tanto silencio, el olvido. Pasan más años. Habrá cientos de adultos que han sido acosadores en la infancia. Cientos de niños protegidos entonces, que crecieron sin responsabilidad ni consciencia de sus actos. Castigo menos. ¿ Qué clase de adultos serán? Imagino cuerpos vacíos de empatía, sabedores de que la violencia en cualquiera de sus formas implica poder: en el trabajo, en casa, en sus propios hijos, hacia su mujer, a los más desfavorecidos. Violencia silenciosa.
Niños. En un campo de refugiados. Con todo el mundo por delante, y el mundo está a trozos que pertenecen a alguien. Alguien que los mantiene presos en fronteras adultas. Niños con hambre, piojos, miedo, lágrimas, terror. No entienden, no comprenden. Deberían estar en una casa, durmiendo sueños de colores abrazados a muñecos de trapos, y no a las piedras del camino. Incomprensión. Nadie dice nada, nadie los quiere, nadie los mira. Niños invisibles, con un odio invisible en sus cuerpecitos, niños que también se harán mayores, como su rencor. Adultos que recuerdan al niño que nadie quiso por un miedo imbécil, por ser sospechosos de la propia ignorancia del que tiene un poco más y no quiere compartirlo. Adultos que reclaman ese pedazo de tierra que no les dejaba dormir. Adolescentes que crecen viendo sufrir a unos padres sin rumbo ni patria, reclutados por otros odios con armas.

Ahora unamos todo. Y tengamos miedo. Luego, sigamos con miedo, echemos la culpa a otro. En éso consiste ser un poco europa, ser el primer mundo. Tener de todo menos culpa, para éso ya tenemos a los que no tienen nada. Nos conviene.


martes, 15 de marzo de 2016

...


No hay café que remover. Tintinea furiosa la cucharilla contra los bordes del cráneo. 
Vacío el sonido, también metálico. Rebaña de forma paciente esos pequeños restos que pudiesen quedar de antiguos sesos. Son blandos, pegajosos, fríos. Se adhieren  perfectamente al utensilio. Es fácil batir el aire en la ausencia cerebral. Lástima no poder hacer lo mismo con su vecino el corazón. Siempre caliente. Ocupa todo el resto del cuerpo. Víscera enorme e inútil. Tan llena cuanto más la vacían. Estúpida entraña. Quisiera besarte. Me antojas sabrosa. Vuelvo a los sesos. Remuevo, remuevo, remuevo. Tengo ausencia de hambre.  Maldita cucharilla. Rebaño. Bala un recuerdo. Miserable, hasta robaste el tenedor. 


lunes, 14 de marzo de 2016

Miedo de cuatro letras.

Miedo, miedo, miedo. Todo el miedo del mundo bajo mis sábanas de madrugada. Cuando llegas de nuevo, cuando todavía no te has ido, y hace tanto que decidiste no estar, que no estás. Y sin embargo te traigo, una y otra vez, como un mantra, como una melodía terrorífica, como un veneno lento pero seguro.

Seguridad. Jamás la hubo, jamás la habrá. Menos que nunca, menos que antes del antes, menos que mañana. Gracias a ti tengo miedo de todos los demás. Gracias a ti he visto que hay gente sin alma. Tengo pánico a nuevos zombies. Que vuelvan a alimentarse de mi cuerpo y de mis almas, de mis vidas, y mis muertes, de mis sueños y mis risas. 

Alguna vez fui alguien. También tenía miedo, pero no de esta clase. Pasaste por mi, me moliste a palos la vida, y ahora soy una yonki. Enganchada a tu miedo. A tu silencio. A tus mentiras. Con una venda en los ojos como los burros, como las acémilas menos inteligentes, dando vueltas al mismo molino, escribiendo palabras que no leen tus ojos, esos ojos que me besaban con te quieros, con princesa, con soy yo, somos, seremos, viviremos, lo veremos, nuestro es el mundo, y nuestras todas las posibilidades. La verdad sólo fue mía. Usaste mi cuerpo y mi mente, y aquí está este trapo, un guiñol atado a tus cuerdas, enfrentada a los días sin luz, a las noches sin sueño, a las semanas y meses, sin futuro, sin camino, sin más que unos dedos llenos de lágrimas torpes y desordenadas que ya ni saben por qué lloran, ni por quien. Nadie. Nada. 

Deseo más que a nadie y a nada, que seas nada, que seas nadie, que dejes de ser, que la mente te borre, que la vida te mate, que la muerte te lleve, que no existas. Yo no lo hago desde hace meses, Recuerdo aquel cuchillo con el que me mataste. Fue certero, tanto que sigue horadando mi carne podrida, mi cabeza más podrida todavía. Podrido estuvo todo desde la mentira original. Sólo tenías imaginación para mentir, para fabricar felicidad y amor de cartón. Mojado, como estas lágrimas que llueven sobre mí, sobre las sábanas, el desayuno y el teclado. Vivo mojada, al amparo de un paraguas sin tela, que lleva tu nombre, y me da pulmonía. Pulmonía del corazón, que lo tengo perdido, allá en aquella botella que la marea nos trajo, en aquella playa, con la arena cuajadita de dolor. Ahora sé que eres malo. Tan simple como una frase infantil. Eres malo. Tan frágil como una niña de pecho que llora por la pérdida del seno materno, hambrienta sin la leche que mamó, y sin poder morder todavía la fruta que está por ser dulce. Maldito el amor. Malditos los que nombran al amor. Malditos los que usan al amor y le dan forma. Malditos los que matan por él, Malditos los que su amor son ellos, y entierran cadáveres enamorados cuando son lastre de su propia invención. 

Ya nadie está a salvo de nada. Ni de uno mismo. Soy mi peor enemiga, te fuiste a muerte, y soy yo la que se muere detrás la tapia, con la bala en el ombligo y la pistola en la sien. Cada día aprieto un poco, y tú, seguirás merendando cuando escuches a lo lejos el disparo. Por fin. Se acabó. Ya del todo. Maldita loca. Y aún así, era la cuerda. Por éso me ataste. 

sábado, 12 de marzo de 2016

Escribir, escribir, escribir...


... como si nos fuese la vida en ello. Y se va. 
Y no vuelve. 

Escribo por no gritar, por no llorar, por  evitar el cáncer. Ese tumor maligno que se hace nido en el alma cuando se enquistan los silencios. Escribir es como decir, pero llega a todas aquellas partes donde no lo hace la voz, sobre todo si hablas bajito. Como quien no habla, como quien no vive, como quien no camina si no es de puntillas. 

Se rompe el amor y se quiebran los años, y queda vida sin embargo, en algún lugar todavía sin romper. Ése es el sitio. Ahí es donde sentarse y escribir. Escribir con furia, con saña, con ese mismo amor  despedazado antes de que nos despedace la vida. Si no es demasiado tarde. Porque siempre será demasiado pronto. Sobran excusas, y para ellas también hay letras. Todas las letras del mundo para escribir. Nada es peor que morirse, salvo no tener nada que decir, que escribir, que vivir.