domingo, 25 de septiembre de 2016

Cascaría


Ayer encontré una víscera en el cajón de los zapatos. Sin anudar. Los cordones los llevaba yo en el cuello. Me los puse. Ahora tengo un mocasín en el pecho y una bailarina en la pelvis. Camino de puntas sobre el corazón y el hígado. A mi espalda un reguero de sangre. Como cada vez que me muero cuando me matas.